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martes, 26 de abril de 2016

ENTRENÁNDOSE PARA DIRGIR EN LA POLÍTICA (II)

ESTRATEGIAS PARA APRENDER A DIRIGIR CONSCIENTEMENTE LA POLÍTICA







Gobernar, dirigir, gestionar y otras contingencias



No hay que caer el error, tantas veces cometido al tratar de dirigir tanto en el mundo público, como el privado, de poner el énfasis en encontrar unas pautas de actuación de validez general. No hay una manera de dirigir mejor. Dirigir bien depende de la situación del entorno como del propio director.

En la realidad, no hay dos puestos que exigen dirigir, ni siquiera dos días de la misma persona, que sean iguales.

Una institución local lleva a cabo actividades muy diferentes entre sí, que requieren diferentes maneras de dirigir, si bien políticamente podrían medirse en común y priorizarse, si se tiene la capacidad de apreciar el valor público que generan para los ciudadanos. (“Qué, para quién/con qué coste” 

En una misma institución nos encontramos la necesidad de definir y priorizar las actuaciones, de ejecutar con cierto nivel de eficiencia esas actuaciones, de coordinar unas actuaciones con otras, de evaluar el impacto de las actuaciones. Y todo eso no siempre se lleva a cabo ni funciona de un modo jerárquico, según fijan las normas. De hecho, con mucha frecuencia, hay personas que ejercen un poder autónomo en orden a lo que consideran son sus propios intereses. Y en ese sentido, conseguir alinearlos recursos y esfuerzos disponibles alrededor de un política puede convertirse en un proyecto de gobierno de quienes ocupan la cúspide de la organización – el alcalde y su gobierno.


Lo único que puede tomarse como una pauta general, es precisamente apreciar acertadamente cuál es cada situación – externa/interna – preparar cual es la práctica adecuada para ella y evaluar cada vez si se consigue lo que se propone, siempre que se haya propuesto.






Dirigir y no dirigir


Lo cierto, es que podemos afirmar que proponerse dirigir no es un empeño fácil en estas instituciones. Y que es muy natural que los políticos se sientan inclinados más a jugar el papel de un influyente poderoso para conseguir unas cuantas prestaciones que les interesa de la institución que a asumir el esfuerzo de conseguir desarrollar y mantener un elevado nivel de realización de la misma.

Por contra, hay evidencias de sobra sobre el hecho de que mantener unos resultados políticos a medio plazo, viene acompañado, por un liderazgo político sostenible en la comunidad y un gobierno dominante en la administración. A esto hemos venido etiquetando como gobernanza eficaz. Y ello implica llevar acabo buenas prácticas de dirigir para coaligar el partido con el gobierno/grupo municipal y ambos con los líderes de opinión de los votantes; para coaligar los partidos que forman el gobierno; para coaligar el gobierno con la administración.   


Lo que obliga al entrenamiento permanente


La magnitud y la extensión de los cambios que se hacen necesarios  deducidos  de los dos últimos ciclos electorales, permite decir que, probablemente, nunca ha sido mayor que ahora la necesidad de aprender para los políticos, y, en general, para todas las personas que quieren ejercer algún tipo de autoridad. Vistos con perspectiva, la transición democrática de los setenta/ochenta, requirió menos cambios de comportamientos que la crisis que vivimos.

Lo que debería quedar fuera de toda duda es que los cambios que se han producido y las malas prácticas que pueden observarse como causas de resultados políticos negativos, prohíben mantener esas prácticas y obligan a que los gobernantes y los dirigentes de los partidos, se aseguren que van a contar con tiempo y recursos para los nuevos aprendizajes. Porque practicar con cierta eficacia comportamientos en los que no se tiene suficiente experiencia previa, requiere aprendizajes.  

Concretándonos a entornos próximos, y sin perjuicio de un desarrollo más detallado después, podemos considerar tres campos de aprendizaje urgentes:
* La capacidad para coaligarse, sin la que no se llega a mayorías estables para gobernar, de lo que tenemos una buena cantidad de ejemplos reales.
* El cambio de juego que comporta el paso de la abundancia a la escasez.
* La política como conversaciones, escuchar, preguntas, compromisos, más que discursos, argumentarios, ponencias, aplausos.


Pero no estaríamos acertando con el tratamiento si, antes, no ajustamos el significado de la palabra aprendizaje con  relación a lo sucede en la práctica.
¿Qué es lo que hace falta aprender? Cómo gobernar y dirigir los partidos y las instituciones públicas de manera que, en unos casos, grupos que han ganado mayorías no las vayan a perder en las siguientes elecciones, y en otros, que grupos, “enjaulados” en sus minorías o habiendo perdido sus mayorías, puedan mejorar su situación en esas próximas elecciones.

Estos cómos no son sólo ideas ni conocimientos a adquirir sino sobre todo nuevos comportamientos, prácticas de interacción  entre los componentes del capital social partidario, valores que se materializan en comportamientos y prácticas.

Aprender comportamientos/prácticas/valores no es una cuestión que se lleve a cabo en aulas de corte escolar o académico. Se requiere entrenamiento sobre el terreno en que tiene lugar la acción, preparando/ ensayando las acciones y decisiones y evaluando los resultados que se obtienen de ellas. Esto puede empezar con la ayuda de entrenadores singulares, con vistas a que los gobernantes y directores adquieran su autogobierno personal. Este autogobierno personal contribuye a que cada persona de las mencionadas sea capaz de superar prácticas burocráticas por otras emprendedoras que les permita ser capaces de innovar autónomamente, en lo necesario,  sus comportamientos/ prácticas/ valores, y ayudar a que otros los aprendan a su vez.


Las prácticas de dirección consciente, que fundan el liderazgo de los gobernantes y dirigentes, no tienen que ver con habilidades de imposición, persuasión o coacción, típicas de la dirección burocrática, basada en el control. El mejor liderazgo procede de comprender la situación global que se vive, descubrir anticipadamente en ella la acción que puede resultar más satisfactoria para todos los implicados, diseñar las tareas eficaces para ejecutar la acción y asegurar los entrenamientos para que los actores las lleven a cabo eficientemente. En el bien entendido, que estamos hablando de realidades que “no están quietas” y que, por consiguiente, el liderazgo de las mismas requiere una comprensión cambiante de visiones del pasado, presente y futuro y un permanente aprendizaje.

Ahora bien, dirigir requiere emplear mucha energía en ello y su práctica puede erosionar, frecuentemente, la motivación y la tensión puestas en hacerlo, y especialmente en detectar y corregir a tiempo las desviaciones sobre lo que se prevé inicialmente.

Cabe, pues, pensar en abandonar los formatos formativos de corte exclusivamente intelectual/escolar y pensar en otros más próximos a los entrenamientos deportivos o a los ensayos de la ejecución musical.

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Leer + en ese mismo blog y en www.marcoslekuona.net/Eventos
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En la jornada PRACTICAS DE GOBERNANZA EFICAZ hay la oportunidad de reflexionar y obtener documentación sobre entren arse para dotarse de reglas y sistemas de gobierno que ayuden a dirigir la coalición gobierno/partido, la coalición de partidos que forman un gobierno y la coalición gobierno/administración.

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