“Las ideas no
viven sin organización” (Antonio Gramsci).
La política en un partido político se materializa en un conjunto de prácticas. Estas prácticas son las que producen resultados políticos y en caso de incongruencia suelen jugar más en las evaluaciones de los votantes que las declaraciones verbales o escritas de valores/ideología.
Estas prácticas son interacciones entre los actores de la política,
sobre todo: votantes actuales y potenciales, líderes de opinión de los mismos,
simpatizantes, voluntarios, militantes,
cuadros y ejecutivos de partido, cargos públicos, candidatos.
Las mejoras a introducir en el funcionamiento de la organización de un partido, para alcanzar los objetivos arriba mencionados, se deben proponer mejorar:
· Las interacciones
entre los votantes, superando los
comportamientos clientelares por priorizaciones
colectivas.
· Las interacciones entre
los votantes y los militantes,
adoptando estos prácticas de escuchar/responder,
en sustitución de las de “venta y defensa”.
· Las interacciones
entre los militantes y los dirigentes,
para evitar la instrumentalización de aquellos por éstos, sustituida por compartir objetivos comunes, asignar tareas
eficaces y ayudar a cumplirlas.
· Las interacciones entre sí de los militantes
por una parte, y los dirigentes por otra – y entre estos, los ejecutivos entre
sí y conjuntamente con las cargos publicos-, dialogando para aprender
en común nociones prácticas de las que no se tiene experiencia previa,
reservando los debates para la toma de decisiones cuando se comprende mejor la
realidad común.
Estas interacciones deben ser entendidas como conversaciones – no acciones de persuasión y contradicción - que dan lugar a compromisos mutuos, a través de negociaciones y acciones de construcción de consensos. En las interacciones con los votantes actuales y
potenciales, debe primar el modelo de prestación
continuada de servicios políticos (ayudar a formar y manifestar la voluntad
política) que el de la comunicación unidireccional y puntual
Estos aprendizajes
tienen como resultado que la dirección se dote de un recurso estratégico – el
entrenamiento de los propios directores y de un equipo de prácticos
reflexivos/entrenadores- que refuerza a la dirección, al poder contar así con
un capitalización de la experiencia de las buenas prácticas y de un sistema para
ir sustituyendo malas por buenas prácticas. Este recurso estratégico se
considera en los medios especializados como clave para el éxito a medio plazo
de un partido.
EL APRENDIZAJE DE LAS
PRÁCTICAS
¿Qué
significa aprender?
Aprender,
para muchas gentes, es obtener conocimiento, poseer la información correcta. Esta
definición enfatiza lo abstracto, lo racional, y lo intelectual, y se
desentiende de lo concreto, lo emocional y lo activo.
Poner
en práctica ese conocimiento, transformarlo en acciones efectivas para obtener
un resultado deseado, todo esto no es parte de la definición de aprendizaje
para esta gente.
Esta
definición responde al modelo escolar: si podemos contestar las preguntas del
examen, queda demostrado que sabemos la lección. Tal definición es
peligrosamente incompleta, ya que no atiende a la necesidad de desarrollar
prácticas efectivas. Por eso se queda en un mero ejercicio teórico y rechaza la
responsabilidad de mejorar las cosas en el mundo real. Para completar el
proceso de aprendizaje, es necesario pasar de la información a la acción y
descubrir desvíos entre lo planeado y lo producido. Estos desvíos se convierten
en el nuevo problema de resolver.
El círculo de aprendizaje continúa sido una constante entre los que están más interesados en cambiar el mundo que en describirlo .Este círculo refleja un proceso sin solución de continuidad que contiene los siguientes pasos:
1.
Descubrir: observar las
diferencias entre lo que uno experimenta (o pronostica que va a experimentar en
el futuro) y lo que uno quisiera que pase.
2.
Inventar: analizar el
sistema, y diseñar acciones (soluciones) que modifiquen lo que sucede (o
sucederá en el futuro) para adecuarlo a lo que uno quisiera que suceda.
3.
Producir: poner en
práctica estas soluciones llevándolas a cabo en el mundo real.
4.
Reflexionar:: observar
las consecuencias de la solución ensayada evaluando su efectividad. Esta
reflexión es la base de nuevos descubrimientos que nos invitan a retomar el
paso 1.
El
problema de la definición académica del aprendizaje es que se desentiende
completamente del paso 3. Su abstracción no tiene “cable a tierra”. Muchas
veces los directivos de las organizaciones caen en el mismo error. Pìerden la
conexión con la operación y se convierten en teóricos de la dirección.
Otras
veces caen en el extremo opuesto, es decir se apresuran a “hacer algo” sin analizar
el problema ni considerar las consecuencias de la acción. Aprender para ellos
es hacer cualquier cosa, pero hacer algo al fin. La actividad irreflexiva
desperdicia inmensas energías sin foco en el objetivo: movimiento no es sinónimo de acción efectiva.
“Pon tu mente
en funcionamiento antes que tu cuerpo en movimiento”.
Una
definición de conocimiento y aprendizaje para la dirección consciente intenta abarcar las dos partes de este proceso
continuo.
Conocimiento es la capacidad de actuar efectivamente para
producir los resultados que uno
persigue. Aprendizaje es el proceso de incorporación de nuevo conocimiento.
En consecuencia, aprender
es aumentar la capacidad de producir los resultados que uno desea.
Los aprendizajes
que necesitamos para la mejora de las prácticas políticas no pueden ser
lecciones o consignas en sala. Ni siquiera ilustradas por ejercicios sobre
habilidades sin tener en cuenta el contexto de problemas en que son necesarias.
Sin perjuicio de utilizar la reunión en sala para trasmitir información,
la virtualidad del sistema que se propone se basa en que los actores puedan
reflexionar sobre su propia experiencia práctica, con la ayuda de dirigentes y
entrenadores/acompañantes que ya hayan realizado satisfactoriamente antes esas
tareas y ejercitarse en mejores prácticas con la ayuda de ellos. Esta ayuda
podrá ser personal o en pequeños grupos seleccionados.
Y que esto sea un proceso permanente, en las situaciones en que cada uno
tenga problemas a resolver que son las situaciones de aprendizaje adecuadas,
cuando la persona se encuentra motivada para aprender. Esto no sucede siempre
que se le convoca a sesiones de formación.
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