(Tomado de las Síntesis del libro "Cómo Ganar (y Perder) Votantes", págs. 14/16
La comunicación política es, sin duda, un componente fundamental de toda
acción política. Por ello, es muy importante no dejarse llevar por “lo que se
ha hecho siempre” – esto es la comunicación unidireccional propia de una “caja
negra” simplificada y bastante opaca.
Si se ilumina suficientemente la caja negra, nos encontramos con una variedad de votantes potenciales que
actuarán en función de motivos diferentes que, a su vez, pueden variar en el
tiempo que media entre dos elecciones.
Esta gran “variedad variable” no se capta bien en una comunicación
unidireccional, como es una encuesta, sino en un proceso sucesivo de feedback.
O sea una comunicación bilateral a lo
largo del tiempo, en la que se intercambian mensajes entre las dos partes, de
modo que comprendan bien el sentido de los respectivos mensajes intercambiados.
Por otro lado, los votantes están
pidiendo algo parecido de los políticos, cuando les afean que sólo vayan a
hablar con ellos cuando vienen las elecciones. Otra muestra de esta demanda la
podemos encontrar con la buena disposición general a hablar con los políticos,
a poco que puedan esperar que “servirá para algo”.
El votante solo es muy normal que no sepa interpretar bien lo que pasa
en el mundo público, ni en qué pueden afectar a su calidad de vida,
determinadas políticas, actuaciones o prestaciones. Claro que el votante, en
función de su interés por la política, tenderá a cubrirse de sus inseguridades,
por medio de sus conversaciones – más
o menos formales o informales – con personas de su entorno cuyo juicio aprecie
– los líderes de opinión.
Los militantes y cuadros de un partido político tendrán oportunidades
excelentes para conocer y comprender las preocupaciones e intenciones de sus
votantes, si consiguen ser aceptados en
esos círculos de conversación que forman los votantes actuales y potenciales y
sus líderes de opinión. Para ello, ante todo, será necesario que estén
dispuestos y sepan escuchar. Después
que estén dispuestos a reconocer errores y a mantener la conversación de modo permanente, resistiendo la tentación
de intentar vencer a golpes de argumentario. A mantener permanente la
conversación puede contribuir definitivamente, la capacidad del partido de
prestar “servicios políticos”, es decir
contribuir a “formar y manifestar la voluntad política” de esos votantes.
Sin perjuicio de tratar más adelante otros servicios políticos posibles,
nos detendremos aquí en tres:
La priorización
colectiva
Cualquier votante sensato comprende que no se pueden resolver todos los
problemas ni al mismo tiempo. Y agradece que alguien enseñe a los insensatos
que eso es así. Estos votantes entienden como un buen servicio que los políticos
no resuelvan los problemas individuales por la vía más o menos clientelar, sino
que creen entornos donde colectivamente se pueda priorizar entre problemas y
alternativas. Este trabajo colectivo, como cualquier oportunidad de encuentro
entre los votantes propiciada por los políticos, tiende a enriquecer el capital
social del partido.
“El barrio que
vivimos/el barrio que queremos”.
Cuando las prestaciones públicas se deciden desde arriba, es fácil que
el resultado sea que se echen en falta ciertas prestaciones y se consideren
innecesarias algunas de las decididas.
Partir de cómo viven los votantes su entorno público y cómo perciben que
las prestaciones públicas mejoran o no la calidad de vida que pretenden es un camino
mejor para la planificación estratégica publica. Escuchar las historias de los
votantes – de sus líderes de opinión – encontrar el sentido de lo que se
desprende de ellas y ayudar a diseñar cómo debería ser el futuro, con referencia
inequívoca a la calidad de vida tal y como la viven los votantes, es una vía
segura para responder y comunicar bien.
Negociaciones.
Construcción de consenso.
La variedad de los votantes necesarios para una mayoría nos asegura que
entre ellos tendrán que existir conflictos, tanto en cuanto a metas a alcanzar,
como en maneras de alcanzarlas. La costumbre de zanjar la falta de consenso por
soluciones tecnocráticas o puramente unilaterales de los políticos viene manifestándose
como poco útil y hasta peligrosa. Los políticos corren el riesgo de no
contentar a nadie y de irritar a los que creen que tienen derecho intervenir en
la decisión.
Por el contrario, si los políticos en lugar de decidir, se proponen que
sus votantes lleguen a consensos con su ayuda, estarán ganado buenas
soluciones, mejora del capital social del partido, y aumento de su liderazgo.
Muchos de los problemas relacionados con las proyecciones futuras de los
barrios y municipios contienen conflictos. Que los políticos sepan contribuir a
que los propios votantes alcancen consensos, es un servicio político de gran
utilidad.
Mantener toda esta comunicación en dos sentidos requiere conseguir lo
que se llamó el tridente del contacto
directo con los votantes y ahora se podría llamar el tenedor de cinco púas:
·La relación
persona-persona, los encuentros de grupo.
·El contacto
telefónico.
·El correo dilecto.
·El teléfono móvil.
·Internet y las
redes sociales.
Debe tenerse en cuenta que es la relación personal cara a cara la que
proporciona el mejor “feedback” y las mejores oportunidades de comunicación.
Los demás medios mejoran si cuentan con la avanzada de la relación personal. Y
todos juntos pueden asegurar la relación continuada en los dos sentidos.
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Leer + en el capitulo 3 La Comunicacion Política, en dos direcciones y unidireccional del libro mencionado que puede descargarse libremente en www.fcampalans.cat/uploads/publicacions/pdf/comoganaryperdervotantes_def.pdf
Una aplicación práctica puede obtenerse en el seminario "La campaña más rentable para conseguir votantes en las europeas", VLC 26 de abrill. Ver los eventos de Facebook.
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