Hemos dedicado, y seguiremos dedicando, mucho espacio - ¿demasiado? - a la maniobra de coalición con los votantes, por entender que está muy
poco trabajada en las propuestas más corrientes de comunicación política. No
quiere esto significar un menosprecio de la comunicación unidireccional, que
forma lo que hemos llamado la “maniobra sembradora”: una comunicación con
púbicos numerosos, sin feedback. Este tipo de comunicación es un complemento
necesario de la comunicación en dos sentidos,
- como una manera de difundir operaciones significativas llevadas a cabo con pequeños grupos más allá de esos mismos grupos, contribuyendo al capital social partidario;
- como vehículo para acceder a personas a las que no se tiene capacidad de llegar personalmente;
- como un recordatorio/repetición de mensajes positivos a los que han participado en la maniobra de la coalición con los votantes;
- como un camino para lograr una imagen suficiente entre votantes de otros opciones y sus líderes de opinión, con vistas a eventuales campañas desmovilizadoras.
La
comunicación unidireccional –simbolizada de un modo rápido en el empleo de
publicidad masiva y mitines – es costosa, porque permite llegar a mucha gente.
Lo que sería razonable, si una proporción suficiente de esa gente fuera votante
actual o potencial y conociéramos bien qué mensajes pueden contribuir a que nos
voten. En realidad, esto estaremos en condiciones de irlo conociendo a medida
que los procesos de la maniobra de coalición con el votante avancen. El empleo
de la comunicación unidireccional estaré siendo, pues, racional, en tanto en
cuanto los procesos de coalición con el votante – identificación de votantes y
líderes de opinión, y planificación política – nos proporcionen indicaciones
suficientes de cuáles serían los blancos adecuados y cuáles serían los
intercambios adecuados con ellos. Poco presupuesto – ninguno si es posible - deberá dedicarse a difundir las bondades de
diverso tipo de nuestra candidatura a todos los ciudadanos, sin tener en cuenta
sus comportamientos y preferencias electorales. Nuestra estructura de recursos
propios para las relaciones con los medios de comunicación, deberá esforzarse
en conseguir la aparición favorable de los candidatos, dirigentes y
líderes de opinión, como noticia apreciable , en las páginas no publicitarias
del medio, a partir de actuaciones de la maniobra coaligadora.
Con estas
precauciones in mente, hay dos conceptos que pueden apreciarse por encuestas
sencillas, y cuya apreciación puede aconsejar algunas actuaciones específicas
de comunicación unidireccional: la notoriedad
y la imagen de la candidatura.
Conviene mantener entre nuestros
votantes una tasa de notoriedad –
reconocimiento del nombre de un candidato/candidatura – por encima del 70%.
Los votantes fieles
suelen tener una tasa de notoriedad suficiente. Excepciones a esta
afirmación general pueden ser situaciones como: un nuevo candidato que
sustituye a un Alcalde veterano entre sus votantes, un votante procedente de
otro municipio, un nuevo votante influido por la identificación familiar con el
candidato o el partido. En todos estos casos, puede ser prudente completar la
tasa de notoriedad hasta el nivel del 70 / 80% de estas personas.
Los indecisos pueden
también registrar tasas de notoriedad insuficientes.
Los votantes ajenos
pueden no ser significativos a efectos de notoriedad, salvo en el caso de que
la estrategia prevea utilizar comunicaciones negativas para desmovilizarlos o
convertirlos. En este caso, habrá que diseñar la operación globalmente.
Una candidatura no puede permitirse avanzar en la campaña
electoral, sin lograr en sus electores blancos, una tasa de notoriedad que equilibre, al menos, o supere a la de los competidores.
Los medios más adecuados para conseguir rápidamente alcanzar
el nivel de notoriedad pueden ser:
·
La publicidad exterior, utilizando grandes vallas en sitios con gran
afluencia o paso de vecinos de la ciudad, sobre todo de las secciones electorales
prioritarias.
·
Una combinación de anuncios en prensa y radio, sobre todo si giran alrededor de una
presentación de candidatura llamativa. Esta campaña de publicidad deberá
estudiarse siguiendo los criterios de cobertura y repetición.
·
Un nuevo candidato, ganará mucho visitando personalmente a sus votantes
blancos. Esto, que puede hacerse muy bien si se cuenta con el tiempo de un
mandato, deberá seguir criterios más selectivos cuando no se cuente con tanto
tiempo. El contacto personal del candidato no sólo asegura la notoriedad sino
que a la vez generará actitudes favorables, sobre todo en las visitas hechas
con suficiente anticipación al día de la elección.
·
El envío de un mensaje de presentación por correo directo. Este envío puede
hacerse aisladamente o después de la
visita personal o ser entregado en mano.
·
Algunos cargos ya elegidos se consideran
suficientemente conocidos y confían en que las noticias de los medios acerca de su actividad son suficientes para
mantener su notoriedad. Deberán vigilar,
al respecto, el número de nuevos votantes y nuevos residentes, entre los que
puede no beneficiarse de su notoriedad
anterior.
Imagen favorable. El votante decidirá a favor de aquella candidatura
hacia la que tenga la actitud más favorable. En los primeros tiempos de la
campaña, el candidato y su equipo se esforzará en obtener una actitud más
favorable que sus competidores utilizando sobre todo la formulación positiva de
su tema / mensaje. Nuestros actuales votantes se supone que mantienen esa
actitud favorable, salvo que aparezca algún factor en contra (escándalo grave,
sensación de aburrimiento con un poder que no se renueva, nuevos problemas sin
abordar) estas cuestiones deberían de haberse tratado con anterioridad a la
campaña. Pero a los gobiernos que no consultan las actitudes de sus votantes,
estas malas noticias pueden estallarles al comienzo de la campaña. El segmento
de votantes fieles que se arriesgan a perder por estas actitudes negativas
debería ser objeto de una campaña específica, si se quiere evitar su
alejamiento y se teme con fundamento que eso pueda ocurrir. Los demás deberán
de recibir alguna señal de que su decisión de seguir votando fielmente es buena
para ellos
Los votantes
indecisos, en la medida que sean necesarios para alcanzar la meta propuesta,
será el objeto más buscado a este respecto. Su actitud favorable no está
suficientemente desmarcada de otros competidores para generar el voto propio.
Caben dos caminos: aumentar las actitudes favorables o disminuir la de los competidores.
Ellos pretenderán lo mismo.
Con respecto a los votantes
ajenos, puede interesarnos
contar con cierta credibilidad ante ellos, si, en algún momento pretendemos que
les alcancen nuestro mensaje negativo.
Las actitudes favorables a construir pueden referirse: a
la(s) persona(s) del candidato /
candidatura, al diagnóstico de los problemas públicos que lleva a cabo;
a las soluciones / proyecto de futuro que propone.
Razones y biografia del(os) candidato(s)
La manera más adecuada de crear actitudes positivas hacia un(os) candidato(s) es la
difusión de sus razones para presentarse y su biografía. Ambas pueden ser las
bases de la primera parte de la campaña en orden a obtener ventajas de actitud
favorable en los electores blancos, antes de plantear directamente el campo de
los problemas / soluciones.
Las razones son
un documento donde el(los) candidato(s) describe(n) su situación actual y sus
propósitos con respecto al cargo que se pretende. ¿Cuáles son sus razones para
presentarse de nuevo, o pretender ser reelegido? ¿Cómo entiende su misión pública?
¿Por qué debería ser votado?
A pesar de la expresión, hay que hablar tanto de
sentimientos como de razones intelectuales. La gente desarrolla su “sentido” de
una persona más por impresiones que por argumentos racionales. Lo más
importante que un votante necesita sentir de un candidato es que puede
relacionarse con él y sobre todo quisiera saber si el candidato puede relacionarse
con él mismo. El votante normal necesita oír hablar de sus problemas, sin
grandes formulaciones de problemas públicos.
El mensaje elaborado sobre estas bases servirá para la
presentación pública del(os) candidato(s) y en la medida que tenga una forma
definitiva satisfactoria debería ser difundido por todos los medios de comunicación
tanto masivos como en publicidad directa, Internet, contactos personales y
reuniones.
La biografía
del(os)candidato(s) debe
comenzar por una autobiografía del(os) candidato(s9 y después enriquecerse con
los resultados de la “investigación política”. Conviene repasar las
características y la historia personal, profesional, cívica y política,
extrayendo de la misma rasgos que puedan resultar favorables / desfavorables a
los ojos de los segmentos de votantes a quienes se dirige. Una comparación con
los competidores directos ofrecerá orientación acerca de los rasgos ventajosos
y desventajosos. La redacción deberá enfatizar los primeros y tratar de
minimizar los segundos. La biografía resultante intentará presentar al(os)
candidato(s) como una(s) persona(s) con la(s) que deseen identificarse sus
votantes, no sólo por su trayectoria y sus ideas, sino también por sus rasgos
personales.
La mejor manera de trasmitir imágenes positivas hacia un
candidato es un video en ela que el candidato exponga sus razones para presentarse, se narre su biografía
incluyendo sus servicios a la comunidad, se presenten brevemente algunas ideas
del candidato sobre los problemas más relevantes y el mismo candidato pida su
ayuda a los electores. Este video puede difundirse en las redes, dando refrencias del mismo a las personas
que manifiestan su apoyo en las visitas domiciliarias pidiendo que lo circulen
en su entorno, comunicandolo por correo a grupos concretos que apoyan la candidatura,
o a personas claramente favorables, presentándolo en una reunión de votantes fieles.
Contar con esta pieza, permite también enviarlo a emisoras de televisión que es
fácil que lo usen en sus noticiarios un día sin muchas noticias, y utilizarlo
para sacar un spot publicitario, en caso de que se disponga de esa posibilidad.
Las razones y la biografía pueden dar lugar también a un
folleto publicitario que entregar en las visitas domiciliarias o enviar por
correo. Por supuesto, este material puede servir de preparación a entrevistas,
artículos y reportajes en los medios de comunicación.
El estado de la ciudad: marco y diagnostico de problemas
Una posibilidad adicional de desarrollar actitudes
favorables hacia la candidatura existe en el análisis y diagnostico de los
problemas de la cuidad. Al realizar estas operaciones es necesario establecer ciertos
valores con los que se estima la existencia de los problemas y frente a los
que se evalúa si los problemas están siendo superados. Para muchos ciudadanos
el contraste de estos valores con los suyos propios hace más fácil la
identificación con una candidatura que considere favorable.
Por otro lado, un debate público sobre los problemas de la ciudad sirve para situar la agenda
pública y ayudar a los diferentes segmentos a identificar los problemas más relevantes.
Una candidatura que se revele como la que mejor conoce los
problemas de la ciudad y los diagnostica, está desarrollando actitudes
favorables en los segmentos correspondientes, y que se identifiquen con sus
valores. Y con respecto a los demás, probablemente conseguirá un cierto respeto
hacia su capacidad y conocimientos.
Una vía puede ser convocar un pleno de debate sobre el
estado de la cuidad. Este pleno puede dar lugar a definir posiciones
enfrentadas de los diferentes grupos políticos sobre problemas de la cuidad,
atraer la atención de los medios, y extender el debate a asociaciones y líderes
de opinión.
Sobre estos debates pueden concebirse mensajes comparativos
entre las diferentes opciones.
También puede elaborarse algún tipo de libro blanco
sobre el estado de la Ciudad por parte de la candidatura que promueve la iniciativa y haya preparado
capacidades para ello.
El proyecto
Con el debate y diagnóstico de los problemas la candidatura
está en mejores condiciones para elaborar la colección de propuestas de futuro
que mejor se acomode a los intereses prioritarios de los segmentos con que
formar mayoría / (“la coalición ganadora”)
El proyecto, / manifiesto / programa electoral puede
consistir en dos formas:
·
Folletos específicos por unidad territorial
(barrios) o segmentos significativos o campos del problema o de partes del
modelo de la cuidad.
·
Un folleto global, siempre que se haya logrado
la integración de los proyectos parciales y un tema de comunicación global.
La eficacia de la actuación en este momento de la campaña,
estará condicionada por que se base en una buena comunicación y debate con los
líderes de opinión en la línea ya comentada.
La presentación de los proyectos en reuniones parciales,
llevada a cabo en la presentación de la candidatura, puede contribuir a
reforzar a los votantes fieles y a los indecisos “recién convertidos”.
Otras actuaciones favorables
Además del diseño general apuntado, candidatos / problemas /
proyecto, y en ocasiones apoyándose en él, la campaña avanza con actuaciones
adicionales destinadas sobre todo a convencer a los indecisos.
El contacto directo y las encuestas de seguimientos pueden
ir perfilando nuevos segmentos diferenciados de indecisos, que pueden requerir
tratamientos también diferenciados: invitaciones a reuniones con líderes,
mensajes en correo postal o electrónico, entrega de documentación / folletos, invitación a eventos y fiestas,
contactos con el candidato / candidatura.
Un mensaje comparativo entre las diferentes opciones
podríamos considerar que remata la acción no negativa.
La publicidad comparativa, ayuda al votante a hacer
una operación intelectual que, teóricamente, tendría que hacer por su cuenta,
pero que, en la mayor parte de los casos no tiene interés, tiempo o capacidad.
La candidatura que le proporcione esta operación, está aumentando sus
posibilidades de ganar en su posición favorable, siempre que se ajuste bien a
los motivos de decisión del votante y “no esté traída por los pelos”.
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